domingo, 8 de abril de 2012

Los idus de marzo (G. Clooney, 2011)




Crónica de un desencanto

En la cuarta película que dirige el conocido actor norteamericano George Clooney (Kentucky,1961) sobre un guión que co-escribe junto al también actor y guionista de su anterior ‘Buenas noches, y buena suerte’ (2005) Grant Heslov, más Beau Willimon, vuelve al terreno del drama político como en la anteriormente referida.

Los idus (ides) eran días de buenos augurios según el calendario romano, lo que ocurría en determinados meses como Marzo, si bien la Historia los encumbró como protagonistas de la traición política más famosa, la que acabó con Julio César en el 44 a.C. , que luego dramatizaría Shakespeare en su obra trágica de 1599.

No llega tanta sangre al río en la película que nos ocupa que es la crónica de la evolución que sufre el personaje de Stephen Meyers (Ryan Gosling), joven prometedor asesor de campaña a las presidenciales USA del gobernador Morris (George Clooney), que transita de la más alta devoción hacia el político para el que trabaja, rayana en el enamoramiento, asiste a los habituales tejemanejes entre candidatos que comercian con los apoyos en uno u otro Estado a cambio de puestos futuros, es utilizado por los avezados jefes de campaña en sus guerras particulares, para terminar en la más amarga decepción. La vieja historia de la realidad que socava los principios hasta imponerse. El joven aprendiz convertido en una bestia salvaje a cambio de la decepción personal. La crónica de un duro aprendizaje. La consabida renuncia a los principios morales a cambio del logro personal, la amarga victoria. Y en el camino, la derrota de los débiles, de los menos fuertes, de los que no aguantaron el tirón, como la becaria Molly (Evan Rachel Wood), hija del magnate aliado Stearns, o el propio Stephen, que se ve en la segunda parte de la cinta asomado al más oscuro pozo del fracaso cual títere maniatado por los ultra-experimentados colegas tanto en el bando propio como en el contrario o ese cuarto poder, la prensa, encarnada por la periodista Ida (Marisa Tomei), que unas veces está de tu parte y otras es enemigo, tantas veces retratada en la mejor tradición del cine wilderiano o hawkasiano  .

Esta lucha dramática por el poder, con sus vicisitudes y entresijos, y sus consecuencias, podría haber ocurrido igualmente entre los ejecutivos trepas de una empresa o los gangsters de una banda mafiosa por hacerse con el control de la ciudad, pero aquí el terreno es el del thriller político, sin abandonar ese aire noir que lo tiene y mucho, agrio, acerca de lo que se cuece tras las bambalinas políticas y la autocrítica del mejor cine americano desde la mismísima ‘Caballero sin espada’ (Mr. Smith Goes to Washington, Frank Capra, 1939).

En esta película, eficazmente expuesto, bien dosificado, punteado por las sólidas interpretaciones de Philip Seymour Hoffman, que interpreta a Paul Zara, el jefe de campaña del candidato Morris y mentor de Stephen, o Paul Giamatti, antagonista de Paul como jefe de campaña del otro candidato demócrata, Tom Duffi, o el propio Clooney, más en un papel secundario o icónico, como Gobernador Morris, candidato demócrata y aspirante a futuro presidente.

Todo ello en plena campaña electoral para las presidenciales de 2012 y en la misma semana que el propio Clooney se hace arrestar por su activismo político frente a la embajada de Sudán en Washington por llamar la atención pública sobre el conflicto de ese país africano y la de sus refugiados.


Calificación: 3.

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