sábado, 18 de agosto de 2012

Brave (B. Chapman, M. Andrews y S. Purcell, 2012)



Es una nueva demostración de la solvencia y pericia técnica de la factoría Pixar para facturar películas familiares de dibujos animados capaces de arrebatar el éxito a los hits convencionales con los que compite sin vergüenza.

De hecho, hay en esta muy disfrutable película, crónica de la vida hasta su adolescencia de la joven princesa Merida, heredera de uno de los reinos del Medioevo en lo que vendría a ser el pretérito Reino Unido, momentos cómicos y de puesta en escena tan solventes que hacen palidecer a la mayor parte de la mediocridad que puebla nuestras carteleras. Estoy pensando, por ejemplo, en la escena que transcurre en la hostil sala de homenajes del castillo con la frágil Merida tratando de convencer a los clanes, que tercamente se disputan su preciada mano, siguiendo las instrucciones de su madre oculta.

Sobre el mensaje que suele acompañar a los títulos de la Disney, señalemos que se vislumbra un ‘tufillo’ de superación ‘feminista’, pues el filme narra la odisea de la princesa en un mundo gobernado por palurdos que tratan de imponerle el matrimonio de conveniencia, y, sobre todo, una loa a la maternidad, ampliamente entendida, conque las cabezas pensantes de la Pixar parecen querer homenajear a sus tiernas madres. No podemos dejar pasar tampoco una referencia a la casa matriz, en la secuencia de la competición de tiro con arco para disputarse la mano de la princesa, donde se autohomenajea el Robin Hood versión Disney de 1973.

Y, hablando de más tributos y legados, entendiéndolos, eso sí, en positivo, la última película Pixar es un homenaje a los valores y signos distintivos del cine de animación del genio Hayao Miyazaki, por quien los creadores de la productora norteamericana sienten reconocida veneración; ese canto a la Naturaleza, a los personajes femeninos, sean heroínas, madres, y hasta brujas, tan bellamente retratados en la obra del maestro japonés, de la que esta película, escrita y dirigida por Brenda Chapman, Mark Andrews y Steve Purcell, no le va a la zaga.


Calificación: 3.

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